En mi nombre,
Mi endoexistencia se nutre de una bruma espesa, de lacónica permanencia, que sin obstruir, solo permanece.
En ella las ideas y sensaciones fluyen con una hermosa anarquía (de verdad hermosa), que sin mediar en formas y absolutamente desligadas de símbolos, se expresan en un idioma tan propio que no creo sea mío.
No pierden tiempo, no tienen tiempo; por lo menos no el mismo que mis manos o mi vesícula. No me duele ni me incomodan cuando mutan, se cruzan, se simplifican o dividen.
Me gustaría saber a cuales las movería el viento, o más aun cuales están ahí desde el día 0 (me gusto poner 0 así que va de nuevo: 0), o cuales todavía no se despertaron y duermen a expensas de mi liviandad.
lo importante se da cuando se vuelven de carne y hueso (de esto pocos son testigos), y ese que éramos pasa al desván aterrado por ser descubierto, espiando por la mirilla de una puerta de la que nunca mas va a salir.
El gobierno del "ser". Las ideas y sensaciones que fueron, las que aún no conocemos pero reinan en nosotros, y las reales (del hoy, aquí y ahora). Un hombre nacido de sus verdades (caóticas como sólo la verdad puede ser), de su conocimiento interno. Que placer percibirlo...
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